Cómo triunfar y cómo pifiarla en un debate televisado
El 26 de septiembre de 1960, 80 millones de estadounidenses siguieron el primer debate presidencial televisado de la historia. Los contrincantes, John F. Kennedy y Richard Nixon. Aquellos que disfrutaron del duelo dialéctico por radio dieron por ganador al republicano, mientras que los que lo hicieron por televisión al demócrata, en el primer y más claro ejemplo del poder de la imagen. Un joven y telegénico Kennedy conquistó al electorado con frescura y una cuidada estética, frente a un Nixon, ya veterano, que miraba el reloj continuamente. EL IMPARCIAL les desvela por qué, ya en la era del color, los cara a cara continúan siendo productos de ingeniería electoral, en los que cada pequeño detalle puede desequilibrar la balanza en un sentido u otro. Además, un sociólogo desvela a este periódico cuál es el perfil de un buen contendiente.
Me ha parecido muy interesante este artículo, el cual me ha llamado la atención nada más verlo lo que indica también la gran importancia que tiene poner un buen ejemplo que cautive a las personas a primera vista, en este caso el famoso debate que hubo entre Nixon y Kennedy.
ResponderEliminarSin duda juegan un papel importantísimo los gestos y lo que se retransmite con ellos. Y no sólo eso, si no todo el ambiente visual en definitiva. Ya que el artículo también hace una referencia al debate que hubo entre los expresidentes españoles Aznas y González en 1993, escuché que en aquel debate Aznar pidió que fuese con él y González sentados porque de pie Aznar era mucho más bajito que González. Cosas como estas pueden parecer tontas y superfluas, pero parece ser que llegan al público de una forma subconsciente pero también de lo más determinante.